Un nuevo ícono abre el cielo de Central Park para los más
audaces y millonarios. Una nueva era para Nueva York.
Sandra
no daba crédito a lo que estaba presenciando, como medio de defensa natural,
observaba impávida la escena, esperando
que no fuera real, deseando que no estuviera pasando. Frente a ella, después de haberse despedido hacía un año en el hemisferio Oriental,
estaba su añorado Nikolai, pero no estaba solo, le acompañaba una mujer que, a todas luces, disfrutaba de su compañía.
Comentarios
Publicar un comentario