Una
isla de ensueño para los amantes de la Naturaleza nos enseña la construcción con piedra volcánica
Rodolfo posó sus pies en el suelo de la
isla con cierta elegancia (inherente a su personalidad), y atisbó con
desencanto un nutrido grupo de periodistas que le estaban esperando, “quería
que fuera un viaje tranquilo”, pensó. Obviamente, no era la primera (ni la
última) vez que le sucedía, su fama se había acrecentado
exponencialmente desde que publicó en una famosa
revista su deseo de
encontrar una isla donde construir una fantástica edificación, ahora, era casi
imposible llegar a una isla sin que le estuvieran esperando hordas de
profesionales de la comunicación. En ocasiones, se preguntaba cómo eran capaces
de adivinar donde iba a ir, sin embargo, otras veces disfrutaba de la cálida
acogida que siempre le brindaban los medios.
Comentarios
Publicar un comentario