Uso, Diseño, Antigüedad y otros Conceptos de la Edificación.

Los edificios se crean en un momento concreto, para un uso específico y con una idea exacta

Esto, que parece simple y de sentido común, no siempre se tiene en cuenta a lo hora de adoptar los mayores y mejores usos de las edificaciones por construir. Prueba de ello es la ingente combinación de usos en nuestras ciudades y, en menor escala, en nuestros pueblos.

Debemos abstraernos de la idea de concepto y lugar y concretar lo que requiere cada ubicación y necesidades. Es, por ejemplo, perder recursos, realizar un edificio de oficinas en un pueblo o en un barrio concreto, cuyas necesidades no son esas. No, en ese caso lo mejor será proveer al barrio de diferentes herramientas para, que quién lo quiera, pueda realizar la oficina en un local de las viviendas o, por qué no, oficina y vivienda en el mismo inmueble.

De la misma forma que El Quijote no podría escribirse en la actualidad, tampoco se puede construir hoy El Duomo.

Debemos entender a estas alturas que las Macro-construcciones no tienen lugar ni cabida en ciertos lugares y que, por el contrario, son herramientas útiles en otros.

Concretando diremos que ciudades como Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, tienen necesidad de dotaciones espectaculares para granjearse el respeto de sus ciudadanos y de los visitantes. Estas dotaciones espectaculares (como ya se entendía en la Florencia del Duomo) deben ser para el uso de quién administra los bienes de los ciudadanos pero abiertos a ellos. No podemos entender un Ayuntamiento de una ciudad capitalina en un edificio de planta baja y complicada organización. Debemos pedir un edificio moderno, con los máximos adelantos en confort para el visitante y para los administrativos del lugar. Eso no implica, en ningún caso, el derroche innecesario.

Cada época tiene sus útiles, materiales, necesidades y visión del Mundo. Esto hace imposible las comparaciones.

TTratar de comparar las necesidades administrativas de hace un siglo y las actuales es perder el tiempo y, lo que es peor, los recursos. Hay que concentrar el nivel de acción en las situaciones actuales con previsión de lo que pueda acontecer en el futuro.

Por ejemplo si los edificios realizados a principios del siglo XVIII hubieran tenido en cuenta el posible cableado que se instalaría durante el siglo siguiente muchas reformas o re-estructuraciones no habrían sido necesarias.

Un ejemplo más claro lo vi el otro día en una futura obra que visité. Un edificio realizado en los años sesenta de doce plantas de altura donde la instalación eléctrica y la de fontanería comparten el mismo receptáculo. Evidentemente a quién lo hizo, y con las normas en vigor, no le pareció que hubiera problemas adicionales. Hoy día si seguimos las indicaciones que nuestra normativa exige eso nunca se habría realizado. Por lo tanto nos hubiéramos ahorrado las obras de rehabilitación que próximamente se empezarán para ubicar el cableado eléctrico en otro sitio. Adaptándolo, por descontado, a la normativa actual y a las necesidades de los clientes.

Hoy dia podemos hacer edificios mas rápidamente que en el pasado. Los podemos hacer más altos y más confortables.

Otra obviedad pero que es bueno resaltarla. En alguna conversación se habrá tropezado, el ávido lector, en que se tiende a vanagloriar las maravillas arquitectónicas del pasado y a compararlas con las actuales en detrimento de éstas.

No nos equivoquemos: si en el pasado hubieran tenido la posibilidad de construir edificios más rápidamente, más altos y más confortables, ni lo habrían pensado. Por supuesto que debemos admirar las maravillas del pasado y tratar de conservarlas para los tiempos futuros en la mayor dignidad posible. Pero esto no debe hacernos pensar que ahora es cuando estamos equivocados en los planteamientos. Si un edificio actual tiene una vida media útil de cien años, esto garantiza  que al término de ese periodo se haya rentabilizado de sobra la inversión en él hecha. Que no nos de pena tener que reformarlo o demolerlo para que otro en su lugar inicie una nueva y mejor vida.

Podemos darles inteligencia artificial para que ahorren por nosotros. Podemos cargarlos de diversos significados.

Un edificio de viviendas tiene el deber de mirar a sus inquilinos y al exterior diciéndoles algo. Todo el que resida en él, el que lo visite o el que lo utilice como medio de vida tiene que sentir su presencia. Esta presencia se manifiesta a modo de simbología meramente estética o funcional. Puede representar alguna característica histórica o geográfica, algo moderno o un futurible. Para ello los encargados de dárselo son los Proyectistas de las edificaciones, los promotores de las mismas y, cómo no, las administraciones que, en último lugar, son encargadas de velar por todos.

Los edificios de hoy merecen ser vistos y tenemos la posibilidad de hacerlos en cualquier lugar del Mundo.

Es verdad que antiguamente cada edificio se completaba con las maravillas artísticas de escultores, ebanistas y demás gremios. Con la creación de las Industrias tenemos la posibilidad de transportar hasta aquí, a un precio razonable, elementos que nos ayudarán a hacer únicas nuestras edificaciones. Solo falta la imaginación y la versatilidad del Proyectista y de los Promotores.

Ya no tenemos que ir a Venecia para ver maravillas arquitectónicas. Aunque siempre es recomendable ir, claro ... ;)

Utilizando cerámicas, piedras naturales de cualquier lugar del Mundo, paneles fenólicos o de composite, elementos textiles para exteriores, láminas de vinilo con impresiones de todo tipo podemos realizar tal combinación de elementos exteriores que los límites no son asumibles fácilmente. Eso sin contar con la extensa gama de morteros y coloraciones que hacen de la durabilidad de los productos cosa de risa.


Nuestros locales pueden ser multifuncionales y hasta pequeños Co Working al uso, mismo local con diferentes usos.

Tenemos también que pensar desde el mismo concepto del Proyecto de Ejecución, que los locales deben tener las máximas proyecciones de uso. De esta forma un buen proyectista aunará los elementos más perjudiciales y tratara de crear un concepto de local fácilmente adaptable a distintos usos.

En otras palabras: dejar siempre salidas para humos por si se ha de colocar una cafetería, si el fin es otro pues esos elementos se taparán pero en el futuro se podrán utilizar para el fin previsto si el dueño así lo desea.

Otro ejemplo es el de la iluminación. Se puede crear un sistema de luces de forma que la intensidad y colocación sea fácilmente transformable. Se me ocurre de repente en no centrar las luminarias sino en un estudio de tres partes donde las luminarias se enciendan por fases según el uso del local. Si es para estudio más acentuado en la zona de la cabecera o pizarra, si es tienda de mobiliario mejor distribuida en zonas de exposición, etc.

Una idea interesante es hacer un mini-Coworking en el que el local se pueda utilizar la primera hora como exposición, la segunda como despacho, la tercera como taller y la cuarta como sala de música… ¿Por qué no?

Nuestros limites los marcamos nosotros. Y de ellos dependerá el horizonte de generaciones venideras. De la misma forma en que sin Leonardo Da Vinci no seriamos como somos, generaciones futuras dependen de nosotros

Tener presente siempre esto: un edificio debe pensarse para el futuro con el uso actual. No nos desviemos de este pensamiento. Los técnicos tienen la obligación de estar al tanto de los nuevos materiales y de los antiguos, de las nuevas formas de entender el espacio y de las que están por venir. De ello depende en gran parte el futuro.

¿O a estas alturas alguien piensa que sin los romanos existiría la actual forma de entender la Justicia o la Democracia? ¿Alguien cree que la pintura actual sería la misma sin Velázquez? ¿Sería nuestra Historia igual si no hubiera pisado Colón América?

No, si algo ha quedado meridianamente demostrado durante la Historia es que los hechos de un momento tienen una repercusión contundente y taxativa en el futuro. No nos obsesionemos con ello pero tampoco lo olvidemos.

A vista de pájaro distinguimos lo viejo de lo nuevo. En el futuro tambien lo podrán hacer.

Por último una reflexión: Nuestros edificios deben verse desde arriba. Es una de las cosas que en la antigüedad menos se miraba dado que la existencia de naves que surcaran el cielo o satélites que sacaran instantáneas no se preveía. Ahora lo tenemos tan al día que es imposible imaginarse un Mundo sin estos adelantos. Los Proyectistas deben tenerlo también en cuenta.

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